martes, 29 de septiembre de 2009

Personas que marcan tu vida



Y que lo hacen de tal manera que, tras conocerlas, tu vida nunca volverá a ser la misma.
Gente que cambia tu vida, gente especial, gente que la cambia para bien y otros que la cambian para mal. Gente que la cambia y que después desaparece, pero que no la olvidas porque gracias a ellas tienes lo que tienes hoy.

¡Gracias! Tanto a los que habéis cambiado mi vida, marcando mi meta siguiendo el camino hacia la felicidad, así como a los que habéis hecho que mi vida cambiara llevándome a los lugares más oscuros y fríos de mi interior que jamás había visitado. Todos vosotros habéis ido moldeando mi personalidad hasta que, entre unos y otros, me habéis hecho crecer.

En días en los que, como hoy, no hago más que no parar de cambiar de estado anímico me doy cuenta de todo: de los que habéis estado a mi lado día tras día (muy pocos, pero tan, tan importantes para mí); de los que me habéis abandonado en el medio del camino; de los que me habéis mentido; de los que habéis jugado conmigo; de los que me habéis regalado vuestros besos, abrazos y sonrisas sin pedirlos de mi parte a cambio; de todos los consejos y de cada momento vivido.
Como escribí en la otra entrada, no quiero olvidarme de ninguna de esas cosas, porque me han hecho cambiar.
Hasta hace unos años, 3 ó 4 (no sé decirlo con exactitud), no sabía lo que era una amiga, ni mucho menos un amigo. También desconocía lo que era sufrir por alguien, y creo que lo he desconocido hasta hace poco menos de un año. Sin embargo, aunque la balanza caiga sobre las cosas malas que han modificado mi forma de ser, las cosas buenas no se han quedado atrás.
Ahora no soy ni de lejos tan confiada, pero sí el doble de cariñosa, entre otras cosas.
Hasta hace poco no tenía nadie que me abrazara cuando yo lo necesitara sin pedirlo, alguien que supiera lo que me pasaba con solo mirarme o cruzar un par de palabras, y haber encontrado todo eso en algunas personas para mí lo ha sido TODO.
Todo lo que me ha hecho avanzar a pesar de las caídas, las caídas que me dejaban sangrando por todas las partes de mi cuerpo, ha sido eso.

Entre todas esas personas que habéis cambiado mi vida, tanto los que la habéis cambiado para bien como para mal, habéis logrado algo muy grande: enseñarme que merezco ser feliz por encima de todo, porque sin golpes no podría aprender, y sin aprender no podría vivir.


Y ahora, ahora tengo que volver a aprender a caminar, pero esta vez no lo haré sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario