martes, 29 de septiembre de 2009

Personas que marcan tu vida



Y que lo hacen de tal manera que, tras conocerlas, tu vida nunca volverá a ser la misma.
Gente que cambia tu vida, gente especial, gente que la cambia para bien y otros que la cambian para mal. Gente que la cambia y que después desaparece, pero que no la olvidas porque gracias a ellas tienes lo que tienes hoy.

¡Gracias! Tanto a los que habéis cambiado mi vida, marcando mi meta siguiendo el camino hacia la felicidad, así como a los que habéis hecho que mi vida cambiara llevándome a los lugares más oscuros y fríos de mi interior que jamás había visitado. Todos vosotros habéis ido moldeando mi personalidad hasta que, entre unos y otros, me habéis hecho crecer.

En días en los que, como hoy, no hago más que no parar de cambiar de estado anímico me doy cuenta de todo: de los que habéis estado a mi lado día tras día (muy pocos, pero tan, tan importantes para mí); de los que me habéis abandonado en el medio del camino; de los que me habéis mentido; de los que habéis jugado conmigo; de los que me habéis regalado vuestros besos, abrazos y sonrisas sin pedirlos de mi parte a cambio; de todos los consejos y de cada momento vivido.
Como escribí en la otra entrada, no quiero olvidarme de ninguna de esas cosas, porque me han hecho cambiar.
Hasta hace unos años, 3 ó 4 (no sé decirlo con exactitud), no sabía lo que era una amiga, ni mucho menos un amigo. También desconocía lo que era sufrir por alguien, y creo que lo he desconocido hasta hace poco menos de un año. Sin embargo, aunque la balanza caiga sobre las cosas malas que han modificado mi forma de ser, las cosas buenas no se han quedado atrás.
Ahora no soy ni de lejos tan confiada, pero sí el doble de cariñosa, entre otras cosas.
Hasta hace poco no tenía nadie que me abrazara cuando yo lo necesitara sin pedirlo, alguien que supiera lo que me pasaba con solo mirarme o cruzar un par de palabras, y haber encontrado todo eso en algunas personas para mí lo ha sido TODO.
Todo lo que me ha hecho avanzar a pesar de las caídas, las caídas que me dejaban sangrando por todas las partes de mi cuerpo, ha sido eso.

Entre todas esas personas que habéis cambiado mi vida, tanto los que la habéis cambiado para bien como para mal, habéis logrado algo muy grande: enseñarme que merezco ser feliz por encima de todo, porque sin golpes no podría aprender, y sin aprender no podría vivir.


Y ahora, ahora tengo que volver a aprender a caminar, pero esta vez no lo haré sola.

domingo, 27 de septiembre de 2009

No quiero olvidar


No quiero olvidarme de nada de lo que ha pasado en mi vida. He perdonado todo, como me han enseñado a hacer, pero nunca voy a olvidar.
No pienso olvidar todas las cosas que me han hecho, asi como las cosas buenas que he vivido.
No voy a enterrar mis recuerdos dolorosos solo por el hecho de serlo. Si los olvidara, no serían recuerdos, no merecerían el calificativo de ello, así que van a seguir en mi memoria.
El simple hecho de que duelan hacen que me vuelva más fuerte. Si ahora los abandonara en algún lugar me estaría volviendo una auténtica cobarde por no enfrentarme a ellos.
Vale, ¡me duele! Nunca he dicho que no sea así, me duele, me duele, ¡me duele! Me hace daño tener todas esas imágenes en mi mente, pero me da igual.
No puedo intentar olvidar algo que yo he atraído a mí, porque todo lo que he vivido lo he atraído de una forma u otra. No, no es justo que me amargue pensando en todo lo que me duele, pero tampoco sería justo apartar lo que me hace daño sin tener un motivo exacto.

Puede que muchas cosas de las que mantengo en la memoria me hagan daño, puede que gracias a ellas halla sonreído más de una vez y es posible que por su culpa halla derramado muchas más lágrimas de las que nadie podría imaginar.
Quizás he sufrido demasiado por simples recuerdos.
O simplemente he vivido de mentiras internas que yo misma me contaba.
Es hora de aprender a vivir con todo ello, si hay que llorar, lloraré. Si hay que reír, reiré. Pero no voy a girar la cabeza, enterrar todos esos recuerdos y decir 'el pasado, pasado es'.
Me niego a olvidar, no lo haré. Tanto lo bueno como lo malo se va a quedar en mi cabeza y me ayudará a crecer y a hacerme fuerte; a saber en quién confiar y en quién no; a saber que vivo rodeada de mentiras, pero que ya no me las cuento yo; a valorar lo que tengo y a no dejarlo escapar, pero sabiendo que lo que realmente tengo a mi lado es real y que merece la pena.

Y sobre todo, mientras siga creyendo que todo pasó (porque mi mente no me engaña, sé que ocurrió), será lo único que tenga a lo que agarrarme para seguir adelante, no bajar la mirada y sonreír.

sábado, 26 de septiembre de 2009

El miedo es lo que te hace valiente


Desde siempre he sido una auténtica cobarde: he rehuído todo aquello a lo que temo o simplemente he cerrado los ojos.
Realmente miento, de pequeña no era tan cobarde como ahora; supongo que todas las cosas que me han ido pasando desde hace unos 4 años o así han hecho que cambie por completo mi personalidad, infundiéndome temores que nunca antes había conocido, y volviéndome totalmente frágil.
Cada vez que siento que debo mantenerme alejada de las cosas que me hacen daño me resulta tan complicado que termino haciéndome aún más daño que estando cerca de ellas. No me refiero a nada en particular, es simplemente un hecho.

De todos modos ser una cobarde no significa ser idiota, ni mucho menos no tener un futuro por delante.
Cuando tienes miedo es un miedo infundido por algo, no tienes miedo porque sí, algo ha hecho que tengas miedo (aunque fuese un mínimo pensamiento que deshechas en un segundo), así que no eres idiota por tenerlo: has sido obligado a ello. Tener miedo es algo bueno, algo de lo que se puede aprender. No puedes ser valiente sin haber temido nunca a nada, porque si no has tenido un miedo y lo has peleado hasta acabar con él, ¿qué mérito tiene? Así como el cobarde no nace, se hace, el valiente también. Si tienes un miedo y te quedas quieto, encerrándote en una burbuja hasta que 'se pase todo', te conviertes en un cobarde. Pero si por el contrario tienes un miedo y sales de esa burbuja para plantarle cara, lo derrotes o no, te conviertes en alguien valiente.
Del mismo modo llorar no es algo malo, no llorar no significa que seas más o menos fuerte, o más macho. Llorar no es signo de debilidad, si no de humanidad; llorar es una de las formas más exactas que tienen tus ojos para poder comunicarte a ti con tu alrededor. Y si comunicarse es ser débil el mundo entero está lleno de débiles, ¡yo sería una de las personas más débiles sobre la faz de la tierra!
Así mismo el no ser una persona del todo sociable no indica que seas una persona extraña, de la que no te puedes fiar o aterradora. ¿A caso le has preguntado por qué en ciertos momentos no desea salir con sus amigos? ¿A caso te has molestado en saber por qué esa persona es como es? A mi forma de ver vale más en alguien el mostrarse frío con los demás porque no tiene ganas de hacer otra cosa a una persona que finge estando rodeado de gente y cambia al estar solo; simplemente es otra clase de mentira.



Sin cobardía, no hay valentía. Sin valentía no hay resolución de problemas. Sin resolución de problemas no hay una vida plena. Y sin una vida plena no hay felicidad.
El hombre se ha dedicado desde que llegó a este planeta a ser el más poderoso, sin importarle la felicidad de los demás, o incluso la suya propia. Pero bien sabemos todos los humanos que un líder infeliz no es más que otra hormiga más en el hormiguero, y sea como sea, yo quiero ser la reina, no para gobernar, sino para darme cuenta de una vez por todas de que sin ser feliz nunca lograré nada.




viernes, 25 de septiembre de 2009

Déjalo YA


Parece que no te basta con desconfiar de mí, si no que eres capaz de poner las medidas necesarias para evitar algo que no haría, por el simple hecho de que no soy como tú y no quiero hacerte daño.
Sin embargo, tú me estás jodiendo más y más la vida, ¿sabes? Como si no tuviera bastante como para que ahora me vengas con estas.
No creo que te interese que hoy, cuando te he llamado para comprobar mis sospechas, al saber que eran ciertas, no podía respirar. Tampoco te interesan los esfuerzos que hago por no volverme loca, porque voy camino de ello. Por descontado sé que te da igual cómo me pueda sentir.

¿Sabes? Si realmente quieres que me vaya no tienes más que ponerme de patitas en la calle, pero si me quieres encerrar ten en cuenta que no te lo voy a poner nada, pero nada fácil.

Ya vale, por favor, me estáis dejando en el suelo entre todos y esta vez creo que levantarme no va a ser tan fácil como las demás.
Veo como toda mi vida y todo lo que he luchado se me va al traste, y quizás sea hora de pedir ayuda, porque con esto, esta vez, no puedo sola.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Entender el sentido de las lágrimas


Aún te preguntas que por qué tengo sueño todo el día, aún eres capaz de custionarte si las cosas que digo son verdad o mentira, aún crees conocerme.
Hace años que no me conoces, no niego que lo hallas intentado, pero si eres incapaz de conocerme no intentes que soporte tus berrinches.
Sabes que no soy valiente, que me entra el miedo cuando me siento agobiada, así que deja de quejarte si con ello te asusto así. Si tan así es, aléjate de mí y dejaré de darte tantos problemas como dices que te doy.
Por no causarte más de esos 'problemas' que citas, de los cuales 'un día te dará un infarto', me molesto todos los días en sonreír cuando estás en casa, por llorar cuando no estás, porque me vean bien en el instituto para que luego no te llamen preguntando si me pasa algo. Por ahorrarte todas esas 'molestias' es por lo que no tengo confianza contigo, porque no entiendes el 99% de las cosas que pasan por mi cabeza; créeme, si lo hicieras, a mí también me ahorrarías problemas.
Es posible que yo no sea perfecta, ¿lo eres tú a caso? Pero, Dios, me molesto en ser lo más cercano a ello. No creo que me hallas visto bajar los brazos nunca, y me pides que lo haga ahora, cuando siempre me has pedido que luche por las cosas que me importan. Te enfadas, te vuelves a enfadar y te enfadas de nuevo. Pero, ¿sabes? Yo también tengo problemas, y bastantes además. Problemas que no te haces una idea de la repercusión que causan en mí y en mi día a día. ¡¿Sabes lo que me cuesta levantarme todos los días y vivirlos como si nada?! No, no lo sabes, tampoco te importa. En realidad, creo que le importa a dos personas, de las cuales me siento muy orgullosa de ser amiga.

Me estoy esforzando por ser una buena persona, y me lo estáis poniendo difícil entre todos.
Me estoy esforzando por sonreír todos los días, tenga ganas o no, y me quitais las ganas.
Me estoy esforzando por controlarme a mí misma, y lo único que lograis es dificultarme esa tarea.
Me estoy esforzando por empezar otra vez... y por un motivo u otro, nunca puedo.

Así que, por favor, deja de desconfiar de mí, porque sabes perfectamente que muchas cosas de las que hago, las hago por ti, y si no lo sabes es hora de que te des cuenta.
Cuando alguna vez me has visto llorar, JAMÁS, te he dicho por qué era, aun teniendo que mentir, porque los motivos reales habrían podido también contigo.

El día que aprendas a confiar en mí, el día que dejes de tratarme como si fuera tonta, como si fuera una niña... ese día entenderás el sentido de mis lágrimas, porque no, no ves las montañas de pañuelos que se pueden llegar a formar en unos minutos.

martes, 22 de septiembre de 2009

Bañada en sangre


Y comenzó su venganza: se montó en su caballo negro, al que solía llamar coloquialmente Beltza, y salió del castillo a toda velocidad.
Durante su recorrido fue cortando con su espada todo cuanto veía a su alrededor; le daba igual si eran árboles, flores o la cabeza de un cerdo. Simplemente él cortaba y calmaba así su interminable ira.
A mitad del camino Beltza decidió abandonar a su amo, pues, ¿quién le podía asegurar a él que su cabeza no sería la próxima en volar por los aires? Definitivamente, él no iba a ser el que lo comprobara. Mientras el vengador dormía, Beltza echó a cabalgar por aquel desconocido lugar, pero tenía un rastro que seguir: si se guiaba por todos los árboles cortados y los cuerpos decapitados de los cerdos, o simplemente por los lugares donde no había flores, habría encontrado el camino a casa.
Cuando a la mañana siguiente el vengador se despertó, al no ver a su caballo rompió a llorar. Beltza era lo único que le quedaba en la vida, su único sostén. Él nunca le haría nada malo, pues le apreciaba en cantidad. ¿Por qué se habría ido? ¿Tanto miedo da una persona que va cortando todo lo que hay a su alrededor?

¿Y si el vengador solo estuviera cortando los hilos que lo movían cual marioneta?
Una venganza que se baña en sangre.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Uno entre un millón para hacerme llorar


El día que realicé esa foto fue el 4 de Octubre de 2008; no tenía problemas, no tenía nada por lo que preocuparme... nadie podría decirme entonces que un mes y algo después mi vida se iría al traste.
En esa foto miro al horizonte, un horizonte que se me presentaba lleno de oportunidades, de sonrisas, de felicidad... Ahora si miro al horizonte solo veo desesperación, solo busco en él una salida a todo, o mejor dicho: una respuesta. Un solo movimiento en mi vida hizo que los cimientos de mi personalidad se vinieran abajo, que todo en lo que creía se fuera al garete, que dejara de creer en lo que siempre había considerado una de las bases de mi vida; en definitiva hizo que yo misma me viniera abajo.
Supongo que nunca me pude recuperar del todo, porque cada vez que he tenido la oportunidad de volver corriendo lo he hecho, pero siempre dándome de bruces contra el suelo otra vez.

Sí, no me merece la pena absolutamente nada de lo que he hecho todas estas veces, ni siquiera el estar como estoy ahora, eso lo sé de sobra.
Es el tema que más me ha hecho llorar desde hace 9 meses, y aunque esta vez tenga que volver a empezar por mis propios errores, sigo creyendo que nada de lo que he hecho ha merecido la pena.
Desde luego, sí, eres uno entre un millón para hacerme llorar... pero lo mejor de todo, es que no es intencionadamente.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Controlar el egoísmo


Me gustaría poder devolver todo lo que la gente da por mí, uno por uno, hasta haber devuelto cada muestra de afecto que se me ha dado.
Sé que hay quien ha dado tanto por mí que no puedo hacerme una idea, y ¿qué puedo hacer yo para devolvérselo?
No siempre soy todo lo cariñosa que debería ser, normalmente soy reacia a pedir perdón, soy egoísta y de vez en cuando puedo resultar egocéntrica. Puedo ser muy torpe, y habitualmente muy borde. Creo que cada vez que alguien da algo por mí lo que hace es perderlo, porque no sé devolvérselo, y si logro hacerlo seguramente acabaré metiendo la pata en el intento.
Pese a todo eso, yo no soy como soy por gusto, supongo que de una manera u otra todo lo que me ha tocado vivir ha conformado la personalidad que tengo hoy día. Cuando me encuentro segura de mis actos, o segura con las personas con las que estoy, esa personalidad da un vuelco enorme... Me vuelvo cariñosísima, simpática, alegre todo el tiempo, nada egocéntrica o egoísta y sobre todo muy protectora... Me vuelvo yo, y me vuelvo todo lo vulnerable que no soy cuando mi personalidad cambia de nuevo. Me gustaría ser así todo el tiempo, pero no puedo.
Cada minuto que sigo pasando aquí encerrada, entre estas cuatro paredes a las que muchos llaman ciudad, hace que vaya perdiendo más aún la personalidad que me gusta tener. Aquí tengo miedo, y tengo mucho frío; aquí intento sostenerme día tras día, y aunque sé que no estoy sola, aun estando rodeada de gente, sigo sintiéndome así.

Sin embargo sé que aunque pueda ser egoísta, hay cosas que no puedo permitirme. Ahora el más mínimo intento de escapada acabaría con la gente que tengo en mi casa, con la confianza que tienen en mí... Ahora cualquier intento de escapada se volvería en contra de mis estudios, y sé lo que se espera de mí en ese campo. Cualquier intento de escapada supondría decir a las personas que están aquí que no me basta con su cariño, que necesito salir, y supongo que también acabaría con ellas... Todos los días intento callarme que seguir aquí me está haciendo daño, llevo ya años haciéndolo, pero llega un momento en el que hace el daño suficiente como para querer gritar. Sin embargo, ¿qué otra cosa puedo hacer? Supongo que seguir aquí, sin protestar, es la única manera que tengo de devolver a quienes me han ayudado de cerca, a mi propia familia en sí, todo cuanto han hecho por mí porque... ¿intentar marcharme ahora sería agradecérselo? No. Mi única opción es quedarme y callar, porque aunque pueda ser egoísta y egocéntrica algunas veces no quiero herir a lo que tengo cerca, y al fin y al cabo, unos años más de aguante no acabarán conmigo... ¿verdad?

sábado, 19 de septiembre de 2009

Se abre una puerta...



Pero solo entra frío por ella... ¿quién la cerrará si tú no te puedes mover? ¿Vas a esperar a morir congelada en el intento? Pruebas a avanzar, pero duele aún más que quedarte quieta. Mas si no avanzas corres el riesgo de quedarte congelada en ese lugar por el resto de tu vida...

Llevo 9 meses intentando librarme de un fantasma que no se va, que vuelve, y que no soy capaz de mantener a mi lado por demasiado tiempo cuando deseo hacerlo, y creo que ya va siendo hora de tomarme esto enserio... No quiero quedarme congelada y ver cómo mi vida pasa y no me doy cuenta, mientras todos son capaces de continuar con las suyas como si nada. No quiero perderme lo mejor que me queda por vivir por esperar un milagro que no ha aparecido en 9 meses, ya yendo para 10.
No voy a pelear más ni conmigo ni con nadie por este tema, lo aparco, lo aparco del todo y esta vez para siempre. No voy a buscar, ni espero ser encontrada, solo voy a vivir.

jueves, 17 de septiembre de 2009

No te compres un perro si no vas a saber cuidarlo

- Mamá, cómprame un perro
- ¿Lo vas a sacar a pasear tú?
- ¡Sí!
- ¿Cada día, varias veces?
- Sí... supongo
- ¿Le vas a dar de comer?
- Claro
- ¿Con tu dinero?
- Bueno... eso es negociable :D
- ¿Harás caso al perro, cada vez que te lo pida?
- Para algo soy su dueño
- ¿Cuidarás de él para que, en los ámbitos que puedas, no le ocurra nada malo?
- Mamá, ¡solo es un perro!

...
Muchas personas consideran a la persona que tiene al lado un simple perrito con el que jugar, un instrumento de diversión, un juguete, un animal, algo que no siente. Por supuesto estas personas se terminan cansado pronto de su perrito y lo abandonan cuando encuentran una mínima dificultad.
Las primeras semanas o meses esas personas dan de comer a sus perritos todos los dias, ¡no vaya a ser que se escape con el vecino de enfrente que lo mira con ojos deseosos! Pero, cuando ven que el vecino se ha mudado, dejan la tarea de alimentar al perrito cada día hasta que, poco a poco, este se va muriendo.
Cuando el perro requiere atención, siempre y cuando la persona no esté 'ocupada', se la dan. Pero, si los susodichos dueños están jugando a fútbol, ya puede irse el perrito a paseo, a menos que complazca sus más 'profundos deseos'.

La mayoría de estas personas causan un daño bastante considerable a sus perros, más psicológico que físico, pero de igual modo, daño.
Como se puede entender no me estoy refiriendo realmente a perros (es obvio, o eso creo), si no a personas.
Si no sabes cuidar a una persona aléjate de ella, si la vas a hacer más daño hazte a un lado, joder... ¿Es tan difícil de entender? Si le vas a causar problemas, ¡apártate! Se supone que quieres a esa persona ¿o no?
Si piensas seguir a su lado aprende a cuidarla o aléjate, porque ante los desperfectos somos otros los que tenemos que curar al perro.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Qué tal?


¡Qué pregunta tan fácil! ¿O no? Puedes responder que 'sí, estás bien' o que 'no, estás mal'. Del mismo modo puedes responder que 'ahí andas' si realmente no conoces tu estado de ánimo o simplemente no contestar. ¡Está bien! ¡Voy a ponerme en situación!

¿Cómo estás, Lika?
No, no estoy bien, hace ya más de una semana que no estoy bien del todo.
¡Bien, es un avance, reconozco que no estoy como debo estar! ¿Contentos? Va, venga, me auto psicoanalizo ;)
¿Por qué crees que no estás bien, Lika?
No lo sé, realmente no consigo encontrar una razón fija por la que decirlo. Podría decirse que los últimos acontecimientos me han marcado bastante: han creado para mí una imagen de mí misma que no me gusta y que dudo bastante que guste a los demás. Por otro lado, es difícil definir con exactitud lo que siento ahora, creo que no soy capaz de decir lo que siento por varias personas. ¿Siento odio? No, o eso creo. ¿Siento rencor? Tampoco. ¿Siento amor? No, de eso soy capaz de hablar tranquilamente y decir que no. ¿Atracción? Sí, a ese punto llego fácilmente, y de ello me quiero deshacer. ¿Añoranza? También. Y sí, quiero dejarla atrás. ¿Siento envidia? Sí, bastante.
¿Por qué, exactamente en el día de hoy, no estás bien?
Porque las clases me han aburrido lo suficiente como para poder tener el tiempo necesario para pensar en excesividad y, entre otras cosas, porque mi cerebro me juega malas pasadas con recuerdos de fragancias. Sí. Soy así.
¿Estás hoy contenta por algo?
Supongo, porque no estoy mal del todo, pero no encuentro una razón para estar contenta. Podría estar contenta si ocurriera algo excepcional o si yo misma diera un cambio, mejor dicho, si me aclarara de una vez con todo. Podría estar contenta si ayer me hubiera tocado la bonoloto. Podría estar contenta si alguien me diera alguna buena noticia. Podría estar contenta si, aun estando rodeada de gente, no me sintiera sola...


¿Qué tal? Tan sencillo de contestar, y cuántas cosas encierra...

martes, 15 de septiembre de 2009

Last Goodbye


Hoy está siendo un día lleno de altibajos; hacía tiempo que no me sentía así: últimamente he estado bien o mal, pero nunca en un 'grado medio' o saltando de un estado al otro, lo cual me asusta bastante. No puedo decir que sea un día malo, pero tampoco que sea un día especialmente bueno, puesto que es uno de esos días en los que te pones a pensar en tanto y en tan poco... Tengo miedo, sí, no me cuesta admitirlo, después de este año tengo muchísimo miedo, porque me habéis dado motivos para tenerlo. Realmente es algo que siempre me ha perseguido, ¿el miedo a qué? Creo que es más que obvio. Esta noche he tenido tiempo de sobra para pensar con detenimiento sobre los últimos acotecimientos y me apetece exponer aquí todo lo que logrué sacar de una noche sin dormir:
Durante mi vida he obrado mal muchas veces, mas siempre pedí
perdón. ¿Es a caso el perdón la solución a una serie de perturbaciones interiores que han quedado enterradas por el paso del tiempo? En realidad no sé en qué se basa el perdón. 'Perdono, pero no olvido'. Rencor. ¿De qué me serviría un perdón falso, un perdón con reservas, un perdón desconfiado? De nada, entonces, si sé que eso es lo que voy a obtener, ¿para qué pedir perdón en vano? Quiero ser perdonada, pero sinceramente no quiero ningún perdón con reservas.
Cada vez que confundo una cosa con otra, me ponen un 'tic' negativo en mi expediente en clase, pero ¿qué pasa cuando confundo las cosas en mi vida personal? Nadie me va a poner un tic, no voy a perder un punto, voy a perder muchísimo más que eso. Entonces, ¿por qué sigo equivocándome siempre en lo mismo? ¿Por qué me falta tanta
madurez si he vivido relativamente rápido los quince años que llevo encima? No me quiero volver a equivocar y sé que ya lo estoy haciendo y esta vez sí, tengo un por qué razonable.
Si sé que un peluche que está en un escaparate no lo puedo tomar de allí así como así, lo admito y vivo con ello, ¿por qué no puedo hacer lo mismo con las personas? Sé que está en un escaparate, mas la reserva, ¿está hecha? No puedo entrar y llevármelo así como así, por un capricho, porque como pasaría con el peluche a los dos días dejaría de hacerle caso y terminaría en una estantería sucia y polvorienta el resto de sus días. Si es así, entonces, ¿por qué me niego a admitirlo y a vivir con ello, tan cabezota soy? Debe de ser que me gustan los peluches con descosidos, arreglarlos, llenarlos de algo blandito como cariño y después volver a dejarlos en el escaparate porque no están destinados a vivir en mi casita de muñecas. Y... e aquí la cuestión: ¿por qué los peluches que cuido no quieren quedarse en mi casita de muñecas? A veces se nos rompe el baño o un radiador puede sufrir una fuga, a veces el motor de mi casita que es de color rojo y bombea sangre puede enfriarse un poco y dejar a la casita durante unos minutos sin calefacción pero, si siempre se arregla, ¿por qué se van todos los peluches? Me gusta mi casita de muñecas, me gusta su motor, pero cada vez que entra alguien, se acaba yendo encontrando algún desperfecto en ella. ¿Realmente merece la pena acoger a esos peluches si solo se aprovechan de la hospitalidad de mi casa de muñecas? ¿Qué es lo que se espera de mí y de mi motor? ¿Qué es lo que hago mal? ¿Qué cimientos me faltan por sentar? Siempre me han dicho que cuando alguien quiere permanecer a tu lado te ayuda a mejorar porque lo que quiere es mejorar contigo, entonces... ¿debo pensar que todos los peluches que han pasado por mi casita han ido a ella solo para jugar? Seguramente sí, dado que ninguno se queda en ella el tiempo suficiente para conocerla de verdad... ¿Si se rompe una teja, por qué ninguno quiere ayudarme a reconstruírla? Yo lo haría, si a ellos les pasara.

Y para terminar, algo que gusta leer:
no voy a derramar una lágrima más por esta situación, ni una, ni una... ¡Cero! ¡Se acabó! Aquí no hay ni malos ni buenos, ni un ganador. Aquí hemos perdido todos, la primera yo, pero no voy a lamentarme más: a lo hecho, pecho. Y por ti tampoco, lo que se intenta una vez, si no cuadra, es porque quizás el destino te tiene preparado algo mejor... Lo que se intenta dos, y no cuadra, es porque algo falla desde dentro, y no se puede arreglar. Lo siento, no te lo voy a repetir más, porque creo que lo he dicho suficientes veces como para que aún no quieras oír una explicación; me niego, THE LAST GOODBYE.