jueves, 24 de septiembre de 2009

Entender el sentido de las lágrimas


Aún te preguntas que por qué tengo sueño todo el día, aún eres capaz de custionarte si las cosas que digo son verdad o mentira, aún crees conocerme.
Hace años que no me conoces, no niego que lo hallas intentado, pero si eres incapaz de conocerme no intentes que soporte tus berrinches.
Sabes que no soy valiente, que me entra el miedo cuando me siento agobiada, así que deja de quejarte si con ello te asusto así. Si tan así es, aléjate de mí y dejaré de darte tantos problemas como dices que te doy.
Por no causarte más de esos 'problemas' que citas, de los cuales 'un día te dará un infarto', me molesto todos los días en sonreír cuando estás en casa, por llorar cuando no estás, porque me vean bien en el instituto para que luego no te llamen preguntando si me pasa algo. Por ahorrarte todas esas 'molestias' es por lo que no tengo confianza contigo, porque no entiendes el 99% de las cosas que pasan por mi cabeza; créeme, si lo hicieras, a mí también me ahorrarías problemas.
Es posible que yo no sea perfecta, ¿lo eres tú a caso? Pero, Dios, me molesto en ser lo más cercano a ello. No creo que me hallas visto bajar los brazos nunca, y me pides que lo haga ahora, cuando siempre me has pedido que luche por las cosas que me importan. Te enfadas, te vuelves a enfadar y te enfadas de nuevo. Pero, ¿sabes? Yo también tengo problemas, y bastantes además. Problemas que no te haces una idea de la repercusión que causan en mí y en mi día a día. ¡¿Sabes lo que me cuesta levantarme todos los días y vivirlos como si nada?! No, no lo sabes, tampoco te importa. En realidad, creo que le importa a dos personas, de las cuales me siento muy orgullosa de ser amiga.

Me estoy esforzando por ser una buena persona, y me lo estáis poniendo difícil entre todos.
Me estoy esforzando por sonreír todos los días, tenga ganas o no, y me quitais las ganas.
Me estoy esforzando por controlarme a mí misma, y lo único que lograis es dificultarme esa tarea.
Me estoy esforzando por empezar otra vez... y por un motivo u otro, nunca puedo.

Así que, por favor, deja de desconfiar de mí, porque sabes perfectamente que muchas cosas de las que hago, las hago por ti, y si no lo sabes es hora de que te des cuenta.
Cuando alguna vez me has visto llorar, JAMÁS, te he dicho por qué era, aun teniendo que mentir, porque los motivos reales habrían podido también contigo.

El día que aprendas a confiar en mí, el día que dejes de tratarme como si fuera tonta, como si fuera una niña... ese día entenderás el sentido de mis lágrimas, porque no, no ves las montañas de pañuelos que se pueden llegar a formar en unos minutos.

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