martes, 15 de septiembre de 2009

Last Goodbye


Hoy está siendo un día lleno de altibajos; hacía tiempo que no me sentía así: últimamente he estado bien o mal, pero nunca en un 'grado medio' o saltando de un estado al otro, lo cual me asusta bastante. No puedo decir que sea un día malo, pero tampoco que sea un día especialmente bueno, puesto que es uno de esos días en los que te pones a pensar en tanto y en tan poco... Tengo miedo, sí, no me cuesta admitirlo, después de este año tengo muchísimo miedo, porque me habéis dado motivos para tenerlo. Realmente es algo que siempre me ha perseguido, ¿el miedo a qué? Creo que es más que obvio. Esta noche he tenido tiempo de sobra para pensar con detenimiento sobre los últimos acotecimientos y me apetece exponer aquí todo lo que logrué sacar de una noche sin dormir:
Durante mi vida he obrado mal muchas veces, mas siempre pedí
perdón. ¿Es a caso el perdón la solución a una serie de perturbaciones interiores que han quedado enterradas por el paso del tiempo? En realidad no sé en qué se basa el perdón. 'Perdono, pero no olvido'. Rencor. ¿De qué me serviría un perdón falso, un perdón con reservas, un perdón desconfiado? De nada, entonces, si sé que eso es lo que voy a obtener, ¿para qué pedir perdón en vano? Quiero ser perdonada, pero sinceramente no quiero ningún perdón con reservas.
Cada vez que confundo una cosa con otra, me ponen un 'tic' negativo en mi expediente en clase, pero ¿qué pasa cuando confundo las cosas en mi vida personal? Nadie me va a poner un tic, no voy a perder un punto, voy a perder muchísimo más que eso. Entonces, ¿por qué sigo equivocándome siempre en lo mismo? ¿Por qué me falta tanta
madurez si he vivido relativamente rápido los quince años que llevo encima? No me quiero volver a equivocar y sé que ya lo estoy haciendo y esta vez sí, tengo un por qué razonable.
Si sé que un peluche que está en un escaparate no lo puedo tomar de allí así como así, lo admito y vivo con ello, ¿por qué no puedo hacer lo mismo con las personas? Sé que está en un escaparate, mas la reserva, ¿está hecha? No puedo entrar y llevármelo así como así, por un capricho, porque como pasaría con el peluche a los dos días dejaría de hacerle caso y terminaría en una estantería sucia y polvorienta el resto de sus días. Si es así, entonces, ¿por qué me niego a admitirlo y a vivir con ello, tan cabezota soy? Debe de ser que me gustan los peluches con descosidos, arreglarlos, llenarlos de algo blandito como cariño y después volver a dejarlos en el escaparate porque no están destinados a vivir en mi casita de muñecas. Y... e aquí la cuestión: ¿por qué los peluches que cuido no quieren quedarse en mi casita de muñecas? A veces se nos rompe el baño o un radiador puede sufrir una fuga, a veces el motor de mi casita que es de color rojo y bombea sangre puede enfriarse un poco y dejar a la casita durante unos minutos sin calefacción pero, si siempre se arregla, ¿por qué se van todos los peluches? Me gusta mi casita de muñecas, me gusta su motor, pero cada vez que entra alguien, se acaba yendo encontrando algún desperfecto en ella. ¿Realmente merece la pena acoger a esos peluches si solo se aprovechan de la hospitalidad de mi casa de muñecas? ¿Qué es lo que se espera de mí y de mi motor? ¿Qué es lo que hago mal? ¿Qué cimientos me faltan por sentar? Siempre me han dicho que cuando alguien quiere permanecer a tu lado te ayuda a mejorar porque lo que quiere es mejorar contigo, entonces... ¿debo pensar que todos los peluches que han pasado por mi casita han ido a ella solo para jugar? Seguramente sí, dado que ninguno se queda en ella el tiempo suficiente para conocerla de verdad... ¿Si se rompe una teja, por qué ninguno quiere ayudarme a reconstruírla? Yo lo haría, si a ellos les pasara.

Y para terminar, algo que gusta leer:
no voy a derramar una lágrima más por esta situación, ni una, ni una... ¡Cero! ¡Se acabó! Aquí no hay ni malos ni buenos, ni un ganador. Aquí hemos perdido todos, la primera yo, pero no voy a lamentarme más: a lo hecho, pecho. Y por ti tampoco, lo que se intenta una vez, si no cuadra, es porque quizás el destino te tiene preparado algo mejor... Lo que se intenta dos, y no cuadra, es porque algo falla desde dentro, y no se puede arreglar. Lo siento, no te lo voy a repetir más, porque creo que lo he dicho suficientes veces como para que aún no quieras oír una explicación; me niego, THE LAST GOODBYE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario